domingo, 9 de junio de 2013

The Art Of Doing Nothing


No escribo reseñas, eso que vaya por delante. Tan sólo expreso mi punto de vista, siempre personal y subjetivo, acerca de un disco. Mi punto de vista pero con todo mi respeto. Intento no ser demasiado brusca exponiendo mis críticas pero con algunos me sale la vena quisquillosa más que con otros artistas. Y con Mark Owen, siendo mi cantante favorito durante más de 15 años, reconozco que me pongo muy perfeccionista con cualquier cosa que haga. Y si no me gusta, mal vamos.

Así que si hay alguna fan a la que le parezca que todo lo que hace este muchacho hombre es digno de alabanzas, que no siga leyendo. O si lo hace, bueno, me habré ganado a otra persona cabreada conmigo. En fin, más se perdió en la guerra...

No me gusta que la gente haga prejuicios basados en opiniones de otros, así que para quien interese, aquí hay un vídeo donde se puede escuchar una preview del disco:

O quienes prefieran el disco entero, pinchar aquí

Mañana sale a la venta el cuarto disco de Mark Owen, más conocido por pertenecer a Take That y a veces ni eso. Y sus discos en solitario, tres discos previos de lo más variopinto en cuanto a estilo que pasaron sin pena ni gloria. Una lástima que una etiqueta que tengas de por vida ya te anule el resto de tu trabajo. Pero bueno, él ya es mayorcito para saber lo que se hace.

Las comparaciones son odiosas, pero en el caso de Mark es que son imposibles porque ninguno de sus discos se parecen entre ellos. No me voy a explayar de nuevo en hablar de los anteriores, para eso ya tengo otra entrada en este blog. Y siguiendo en su línea, The Art Of Doing Nothing es... Diferente.

Cuando lo escuché el pasado viernes de una primera oída me percaté de que ahora Mark se ha tirado por un sonido más eléctrico, con algún sintentizador de esos que no me gustan nada: con la voz tan particular que tiene y la fastidia así. Y en esa primera escucha, siendo How The Mighty Fall el anterior disco, mi primera opinión fue "no está mal pero podría ser mejor." Ahora que ya lo he escuchado más detenidamente, reconozco el intento por hacerse sonar con un ritmo acorde a lo que suele escucharse hoy en día.


El primer corte del disco, Giveaway, una canción que empieza con el eco de la voz y una constante de fondo que casi sin darnos cuenta se transforma en algo más distorsionado hasta llegar al primer estribillo, donde se incorporan los coros sin alterar esa tranquilidad. Pero a partir de ahí, el ritmo aumenta siendo el protagonista durante el resto de la canción. Es una buena canción para empezar el disco, muy en la línea de Mark, una canción suave, que se hace notar en un determinado punto pero sin abusar, que para eso queda aún mucho disco.

The One empieza como lo que es, una canción ¿disco? pero donde predomina la voz. La típica canción que escuchas en cualquier discoteca donde pinchen dance. Es aquí cuando, si conoces cómo suena Take That, notas cierto parecido con el álbum Progress. Y es que en esta canción es fácil imaginarse al mismísimo Gary Barlow con sus gorgoritos cantándola. Hacia la mitad, cuando cobra mayor fuerza, la canción mejora e incluso podría ser un posible próximo single, aunque para mi gusto le falta algo, quizás una letra menos repetitiva.

El primer single es la que viene a continuación, Stars. Y aquí es cuando más se nota el sintetizador del que hablaba antes. Reconozco que tiene un estribillo contagioso, pero escuchado el disco entero, considero que quizás debiera haberse arriesgado más y haber elegido otra canción como single. Pero hace su función, representa esa primera idea de por dónde va el disco.

Carnival, esa canción que en instrumental nos hemos cansado a escuchar las fans viendo el vídeo que surgió con la renovada y moderna web de Mark. Y si en instrumental me encantó, en la versión original no pierde nada. Una canción que no es para bailar como The One pero de esas con las que te dejas llevar. Y la letra vuelve a ser algo repetitiva, pero aquí es más en plan subliminal, de las que luego sin ton ni son vas canturreando por la calle. Pero si hay algo que destacar, es la melodía. Echo en falta, y mucho, a Paul Freeman en las letras, pero Ben Mark y Jamie Norton se hacen notar en esta parte, y es una alegría que vuelvan a trabajar juntos.

El quinto corte es Animals, que leyendo las opiniones de otras fans es la más valorada en general. A mí personalmente hay algunos trozos que me recuerdan a Secondhand Wonderland (pero con su voz de ahora), y otros en los que me da la impresión de que Mark intenta imitar la manera de cantar de David Bowie (we could be the animals). Y a pesar de todo, tiene ese toque oweniano, y quizá por eso es una de mis favoritas.

Us And Ours, otra vez el sintentizador fastidiando la voz y otra vez el ritmo dance. Aparte del cachondeo que tengo yo sola porque, a falta de leer las letras, en el estribillo parece que diga "oooooh sandaloo...", y pienso sí, el incienso de sándalo que se le ha subido a la cabeza. Bromas aparte, es una canción alegre, y preveo que en directo ganará mucho y podría ser de las más coreadas y aplaudidas. Pero no se encuentra entre mis destacadas.

Y luego está Heaven's Falling, la canción que más me ha sorprendido de este disco, y la que menos me podría esperar de él. Todo ello en sentido negativo. ¿Es la que menos me gusta? Sí, sin duda. Empieza más o menos bien, pero la voz de Mark suena en sus notas más graves como sonaba en Stand, y no digo que cante mal en ese registro pero para mi gusto prefiero unos cuantos tonos más. Y entonces cuando menos te lo esperas, ¡aparece un rap! Y yo con cara de póquer. Al menos es de agradecer que el rap no lo haga él tras visto lo visto cuando le tocó sustituir a Robbie Williams rapeando en un directo.

La octava canción, Raven, es la que tengo catalogada como favorita. Ya pasa a cantar como suele cantar él, con un tono más agudo en algunos momentos pero sin llegar al nivel de Animals o The One. Y el ritmo acompaña a la letra en su justa medida, haciéndose notar cuando debe hacerlo y pasando a un segundo plano cuando la voz tiene que ser lo principal. Los coros pueden ser simples, pero ahí reside lo bueno de la canción, y la alternancia entre las guitarras acústicas y las eléctricas me pirra. Y estoy segura que si Mark se lo monta bien, con Raven puede conseguir ese vínculo especial y la participación del público en el concierto.

Tras el subidón, llega una melódica que a estas alturas del disco ya se echaba en falta. S.A.D. Con ese título de siglas crípticas escuchamos el dueto que se marca con Ren Harvieu, a quien podría haberle dado mayor protagonismo en esta colaboración porque la voz de esta chica es buena (y eso lo digo escuchando Sister Morphine, ¡recomendable!), pero Mark la eclipsa en gran parte, y la canción pierde pudiendo haber sido mejor si hubieran alternado las voces en lugar de cantar los dos al mismo tiempo. Eso sí, cabe destacar los arreglos del final que me ponen los pelos de punta cada vez que los escucho.

End Of Everything empieza suave con unos pocos acordes de piano pero pega el subidón a partir del medio minuto y ya nos hace notar que es una canción de las de Mark, a medio tiempo, con un estribillo algo flojo que nada tiene que ver con el resto de la canción. Y es que lo que merece la pena de este corte es todo el resto, y la guitarra de Ben con el piano de Jamie es a veces una combinación asombrosa. Es un buen broche final.


En una visión general y alejada, es un disco que está bien, ni más ni menos. Mark intenta amoldarse a los tiempos que corren pero siendo quien es, difícil lo tiene. El intento por hacerse más bailable, sea o no influencia de los últimos trabajos de Take That, no le pega mucho pero lo importante es que a uno le guste lo que hace, y siendo tan perfeccionista como es, seguro que ha dado lo mejor de sí. Otra cosa es que cada cual tenga sus preferencias en cuanto a estilos musicales y a unas fans les guste más y a otras menos. Algunas dirán que es lo mejor que ha hecho hasta el momento. Yo seguiré diciendo que no existe nada como el How The Mighty Fall.

Cabe decir que The Art Of Doing Nothing no viene con letras en el libreto (lo cual me jode, y mucho, y en cualquier CD) y además existe una versión extendida donde se incluyen tres canciones más (Ghost, Morning Bell y The Lamb) y dos remixes de Stars. Los remixes no los he escuchado, pero las canciones sí, y si hay algo para destacar, sería como mucho Morning Belle, otro tema casi dance que recuerda lejanamente a grupos que están en auge ahora mismo. Pero siendo sincera, yo me quedaría con el CD normal. Pero soy una ansias y tengo el deluxe firmado primera edición formato guayquetecagaschachipiruli-piezadecoleccionista de camino.

miércoles, 5 de junio de 2013

¿Otra vez?

En época de tour de mis cantantes favoritos, algunas de las preguntas que más me suelen hacer, siempre vienen provocadas por frases como "me voy a ver a Mark" o "tengo entradas para Londres y para Manchester". Y las preguntas siempre son las mismas: "¿Otra vez a Mark?" o "¿Vas a ver el mismo concierto dos veces?". Preguntas que suelen hacer los no fans, e incluso algún aficionado a la música en rara ocasión. Y no creo que sea la única persona a la que formulan estas cuestiones cada vez que anuncia que se va de concierto.

En cuanto a la primera pregunta, no importa que sea Mark Owen, John Garrison o Reikiavik. De hecho la última vez que me preguntaron fue "¿Otra vez vas a ver a los Reikiavik ésos?". Pues sí, y las veces que pueda permitírmelo y que me dé la gana, es lo que te dan ganas de decir tras tantos años aguantando el "¿Otra vez?", sobre todo cuando lo dicen en ese tono cansino y a veces incluso despectivo. Concretamente en aquel caso la distancia en tiempo entre ambos conciertos fue una semana. Pero ahora con la gira de Mark, ansío que alguien me pregunte si OTRA VEZ me voy a ver a Mark. Ya tengo asumido que la gente no tiene en cuenta cuánto tiempo ha transcurrido desde la última vez que le vi encima de un escenario (mayo 2011) ni mucho menos que distinga Mark de Take That (en julio 2005 fue su última gira en solitario,hace 8 años!!!!). Pero esa información es inútil para quien pregunta (como es lógico), así que ahorro saliva y me limitaré al "Sí, otra vez :) ".

Por otro lado, ¿hay algún problema en ver el mismo concierto dos veces? Ok, admito válidas las opiniones de derroche de dinero, pero es que NO es el MISMO concierto. Empezando por si es un artista al que nunca has visto en vivo, no puedes hacerte una opinión firme basada en una sola actuación. Si el cantante ese día tiene mala suerte y hace una actuación penosa,no volverás a verle en directo, irás comentando lo mal que canta y no sabrás si es realmente así o es un buen artista con un mal día.

Por otro lado algunas giras de artistas de renombre y gran popularidad suelen ser todos los conciertos igual, pues están organizados bajo un estricto guión difícil de saltarse. Pero como espectador ante un gran espectáculo no puedes estar atento a todo, y la oportunidad de ver el mismo show dos veces te permite percatarte de cosas que te habías perdido. Y en cuanto a lo del guión, siempre hay alguna excepción, por ejemplo cuando me entero que mi grupo favorito cambió gran parte del setlist (lista de canciones) a mitad de la última gira, con lo que los primeros conciertos NO fueron idénticos a los últimos...

Y si ya hablamos de artistas con menos renombre, ahí sí que no son conciertos iguales ni de coña. Y eso me encanta, porque nunca sabes qué te puedes esperar. Empezando por la distinción entre conciertos acústicos y eléctricos en los que el setlist cambia por completo. No es lo mismo un concierto con toda clase de instrumentos musicales que hacer uno menos "ruidoso" y tener que limitarse a un número determinado de instrumentos.

Y está el hecho que los conciertos, cuanto menos multitudinarios, más especiales son, los artistas suelen relacionarse más con el público, improvisan temas, y los fallos técnicos, más comunes en locales pequeños, siempre son una buena anécdota y motivo para hacer un chiste en mitad de la actuación. Cosas que suceden al azar, al contrario que en conciertos en estadios donde todo está medido al milímetro y cualquier fallo está mal visto.

Por poner ejemplos que he visto y vivido: Mark Owen se resbaló en mitad de una canción cuando cantó con Take That en el estadio de Sunderland (Newcastle), y se limitó a reírse con el resto pero la actuación siguió como si nada. Entre canción y canción, ni se mencionó. Sin embargo, en un concierto de John uno de sus pedales quedó enganchado, sonando aún cuando la canción había terminado, y recuerdo a John haciendo el payaso pisoteando (en broma) el pedal y haciendo chistes sobre él el resto del concierto. O como cuando en un concierto de lo que iba a ser media hora terminó siendo casi una hora más al unirse amigos suyos espontáneos para hacer versiones de canciones de otros grupos. Esto último sucedió en Leamington (UK) pero yo me lo perdí porque ya había ido a verle a Londres. Y no ha vuelto a hacerlo nunca más.

Así que sí, me gusta ir a más de un concierto del mismo grupo. No espero que la gente lo llegue a entender, no voy a soltar todo ésto cada vez que me digan que tiro el dinero por ver al mismo artista en diferentes ciudades, pero seguiré haciéndolo mientras pueda. Los conciertos no me dan de comer pero me hacen la más feliz.

Ah, y por cierto, en una semana voy a ver a Mark Owen en Inglaterra. Dos veces. :)