martes, 4 de noviembre de 2014

Primer año de Daño Universal



Cuando Reikiavik montó un crowdfunding en febrero del 2013 para su primer largo, no lo dudé ni un momento. Adiós ahorros, a pesar de tener la gira del propio Mark Owen a la vuelta de la esquina. Pero era cuestión de prioridades y relevancia. Hacía realmente poco que conocía en persona a los chicos de Reikiavik, y eso de los crowdfundings era también algo relativamente nuevo en mi mundo. Hubo gente, bastante, que me dijo que estaba loca, que era demasiado confiada, que te van a tomar el pelo, te están engañando, es un timo... Pero esas personas no sabían ni comprendían lo mucho que me habían calado sus canciones. La música que ellos hacían había llenado los últimos meses, unos meses llenos de cambios, música que había ayudado a superarlos a una que tenía fobia a los cambios. Además, sabía por todos los conciertos y charlas previas que aquel disco iba a merecer la pena, y mucho. Muchísimo. No podía quedarse en el tintero, me negaba rotundamente a aquello.

Y tras una larga espera, casi de un año, por fin llegó Daño Universal. Cuando vi las fotos que me enviaron, recién desempaquetados, no lo creía. La felicidad me duró meses, pues por otro lado todos los medios hablaban del grupo y decían maravillas (menos uno) del disco. No veía el momento de tener por fin mi vinilo y comprobarlo con mis propios oídos.

Y de eso hace ya un año. Un año en el que ha ido asentándose mi opinión sobre el disco, un año donde se ha convertido en el disco que más ha sonado en casa, en el trabajo, en vacaciones, en los mejores momentos, en los peores...

Y aunque yo soy más de “este disco me gusta, éste no, aquel pseee...”, es imposible no desgranar uno que te ha encantado. A pesar de haber escuchado ya algunos temas en concierto, eran sólo unas demos en el sentido que casi nada tenían que ver con el disco final. Después del disco, esas mismas canciones volvieron a ser modificadas para el directo, más similares al vinilo que las primeras. Era como escuchar tres versiones de la misma canción, con lo cual mi cabeza no sabía por cuál decantarse. Al principio me gustaban todas, pero como he dicho, tras un año las opiniones van variando y cimentándose.

El disco se abre con Plan De Despedida 1 (Plan 1, como ponían en los setlists para abreviar). Antes del disco ya la tocaban pero por entonces para mí pasó desapercibida totalmente. En el disco queda más que demostrado que han sabido sacarle todo su potencial y hacerla más suya. Si tuviera que describirla en una palabra: potente. Otros músicos para abrir un disco hubieran escogido una canción con ritmo pero sin pasarse. Pero ellos no, ellos pusieron su tarjeta de presentación sincera y sin tapujos. Marcando la diferencia desde el principio. Y en directo, tras el lanzamiento del disco, impresionante, aunque dependió mucho del local, pues durante la gira de presentación hubo algunos sitios donde parecía que le daban más protagonismo a las guitarras que a la voz, y eso tampoco es, aún a pesar de que la letra sea tan metafórica.

La segunda canción es mi favorita de todo el disco. Me costó decidirme pues había otras dos que me volvían loca, pero desde el primer momento que escuché Aquellas Calles, no voy a decir que me gustó tanto como Primavera del 90, pero casi. Y no puedo decantarme por su versión anterior al disco, ni la del disco ni la del directo, pues tanto en acústico con sólo tres guitarras, donde gana mucho, como en eléctrico, es para quitar el hipo. Será todo lo ñoña que digan algunos, pero es que me van las canciones deprimentes. Y si además tienen un ritmo de esos que se te meten en la cabeza, para qué más decir. Y es que de este tema me gusta todo, desde el ambiente urbano del principio como del final, donde se desvanece con unos acordes de guitarra que ya quisiera yo aprender, hasta unas letras llenas de nostalgia y tristeza: "Aquellos trazos que tus manos describían por mi piel son fobia al olvido", "Fuimos tan ingenuos que que toda realidad nos descubrió y nos empujó a crecer" o "Y todo ha sido tan deprisa que no puedo agarrarte y detener el tiempo".

El siguiente corte sirve para hacer de Aquellas Calles un paréntesis de calma, pues Daño Universal es de nuevo una canción bastante cañera, tanto o más que Plan 1. Fue una de las que apuntaban a ser de mis favoritas pero que al final se ha quedado con un muy respetable tercer puesto en mi lista. Creo que es de las que menos han sido modificadas en ese espacio de dos/tres años desde que la tocaron por primera vez hasta después en la gira de presentación. Desde mi punto de vista antes era como más lenta, adquiriendo la fuerza más de la voz que de las guitarras. Así que cuando escuché la versión del disco, en concreto del último estribillo ("Ya no puedes silenciarnos, son eternos nuestros lazos") lo primero que pensé es: "fijo que Javi ha estado cantando con una botella de oxígeno junto al micro", y temí seriamente por su versión en directo (pero son chicos listos y no ocurrió nada catastrófico). Quizás en comparación con Plan 1 es menos cañera en el sentido que a lo largo de la canción va alternando ritmos más pausados como más rápidos, pero toda la energía parece explotar al final (momentos previos al "pero yo sigo luchando"). Por otro lado, creo que ha sido de las primeras canciones que he escuchado de ellos con ciertos toques que podrían tildarse de políticos, pero en la justa medida y un poco ambiguos, con lo cual siempre quedarán sometidos a la subjetividad del oyente.

Alrededor De La Tierra, otra vieja conocida. De ésta siempre recordaré aquel ensayo y la actuación del día siguiente. Contagiosa se queda corto en aquella ocasión; estuve con la canción metida en la cabeza semanas enteras y no había forma de despegarme de aquel naaaanananaaaaa (o laaaalalalaaaaa, no lo tengo claro, pero prefiero la N que es menos Masiel). Posteriormente en el disco, exceptuando un par de cosas, no la veo tan diferente pero para mí ha perdido algo de gancho. Uno de los cambios más significativos es la intro, muy étnico, una mezcla extraña de sonidos que me hacen pensar en Arabia y en India a partes iguales (de viaje, como el título). Pero el cambio que más me llamó la atención fue al llegar a la trompeta, todo un WTF en letras de neón. Y es que nunca sabes por dónde van a tirar estos chicos, que lo mismo le dan a la pandereta, que tocan un ukelele que te meten una trompeta al final de una canción.

Cuando tuve el disco entre mis manos y me senté a escucharlo, reconozco que hubo dos canciones que fueron directamente a los últimos puestos de mi lista. Puede Ser es una de ellas, y sigue ocupando el penúltimo puesto, a pesar de que tras este año he sabido valorar esa guitarra del final, y el cambio en el estribillo ("Ya no puedo soportar un día entero más. Ya no entiendo este lugar como lo hacía ayer") que no pintan tan mal. Pero por el resto de canción, sin comentarios. Quizá necesite un año más para valorarla, pues está claro que la letra es de las que me deberían de gustar: deprimente, agonía, nostalgia; la combinación perfecta. Pero de momento, permanece en ese puesto, justo al mismo nivel que El Gran Perdedor.


Pasando la mitad del disco está Abismo, la hermana de Alrededor De La Tierra. Y digo hermana en el sentido que surgieron en los conciertos al mismo tiempo, y más de una persona me ha comentado lo parecidas que son. Sin embargo, si me dieran a elegir, me quedo con Abismo, a pesar de haberla aborrecido un poco (bastante) de tanto escucharla. Pero ese toque sensual que le han dado en el disco fue otra grata sorpresa que para mí hizo que ganara muchos puntos. Jamás imaginé que pudieran hacer canciones de este estilo, y fíjate por dónde...

La canción con el título más largo del disco, Tú El Dictador Y Yo El Revólver, otra de mis favoritas. Simbiosis perfecta de guitarras, teclados, sintetizadores (y mira que me gustan poco), letras con mensaje casi político estilo Daño Universal (subjetivo, siempre subjetivo), y el ambiente, efectos que caracterizaban sus directos a finales del 2012. Es mi canción de los lunes, he de reconocerlo. Y es que esos sonidos tan rutinarios como son el reloj, la alarma, servirse café y la cucharilla, son muy de madrugar para ir al curro. Es una de mis canciones analgésicas: si estoy de mal humor y/o asqueada, esta canción consigue animarme de una forma asombrosa e instantánea. ¡Y qué decir del directo! Brutal, pura energía que invita a bailar hasta al más parado. El solo que hay de teclados, seguido por el de la guitarra, son extraordinarios. Y lo bueno del directo, que pueden explayarse un poco más, y lo hacen, y se agradece.

Volvemos a una balada, pero quizás la que más ritmo tiene de todas las del disco. De igual modo que marcaron la diferencia con Plan 1, la octava canción del disco, Acróbata, supuso hacer las cosas distintas al resto del mundo. La canción fue variando levemente antes del disco pero cuando la estrenaron en Corrientes Circulares, puedo asegurar que mi barbilla tocó suelo. Impresionante la canción y el sonido en general. Noté a la legua que aquello marcaría un antes y un después en la trayectoria de Reikiavik al igual que lo hizo Salto Mortal. Aunque, desde mi punto de vista, me pareció algo arriesgado sacar una balada como primer single. Y lo digo por este ejemplo práctico: escuchas un single, en este caso Acróbata, dices “¡Oh, qué bonita! Me voy a comprar el disco” y en cuanto pones el disco te reciben guitarras eléctricas a todo meter. Es un poco brusco desde mi perspectiva, pero también es cierto que ya la gente no se compra discos, y menos basándose en el primer single, así que seguramente esté totalmente equivocada. Acróbata por todo lo que supone siempre será especial para mí, razones tanto relacionadas por ser el primer single y todo lo que ello significa, como personales, y es que a veces las canciones ponen letra a esos momentos que no podemos exponer en palabras. ¿Es una canción de amor? ¿De desamor? No queda muy claro, igual que el vídeo, que da pie a múltiples interpretaciones (y qué risas me he echado haciéndolas). Pero si hay algo con lo que me quedo de esta canción, si pudiera sólo quedarme con una cosa, sería con estos acordes, que cuando hicieron el vídeo para el crowdfunding no sé cuántas veces lo vi tan sólo para escuchar ese final. Pagaría lo que fuera por escuchar una versión sólo instrumental de Acróbata, cosa que no debe de ser muy difícil de conseguir si aún conservan las pistas previas a la mezcla (cough, cough).

Siguiendo en la línea de romanticismo, está Septiembre. Fue de las que menos me gustaron al principio, la voz me parecía del estilo de Puede Ser y los efectos que le habían dado no terminaban de convencerme (hay un teléfono por ahí que no consigo ignorar y que me raya cuando voy con los auriculares porque creo que suena de verdad). Pero todo cambió cuando llegó el directo en La Boîte, donde hicieron una modificación que a muchos les parecerá una tontería pero que a mí me ha hecho cambiar la perspectiva y la opinión radicalmente sobre este tema. Y es que a partir de la segunda estrofa, en los conciertos le meten o acentúan algo, aún no sé muy bien el qué, la batería o el compás de la guitarra acústica quizá, haciendo que Septiembre suene distinta, con más ritmo, más rápida. En cuanto a la letra, ahora que le he prestado más atención, creo que es la que más carga nostálgica tiene, muy bien acompasada con el solo que hay antes de los últimos "los días inmortales son". De cierta manera tiene aire a Aquellas Calles, pero no exageremos.

Por último, Plan De Despedida Número 2, la canción que lo cierra todo, y sobre la cual mi opinión no ha cambiado ni un ápice en todo este tiempo. Y no sé si será porque es la última y no quiero que se acabe el disco, o será porque simplemente es "no". La verdad es que cada vez que empiezan a sonar los pájaros y esa voz enlatada típica de estación, seguido por el efecto-electro-que-no-sé-cómo-se-llama y la guitarra acústica, directamente pulso el botón ffwd para pasar a la siguiente (es decir, de vuelta a Plan 1) antes de que entre la voz. Y es que de ésta no me gusta nada. ¿Por qué la metieron? Imagino que porque les gustará, o por el juego de Plan 1 y Plan 2. Pero mi opinión es que ocupa un bonito lugar que pudiera haber ocupado alguno de los dos bonus, Cápsula (aunque ésta merezca otra posición, u otro disco si nos ponemos) o Velocidad. Creo que pocas veces la han usado como final de concierto, pero recuerdo que una vez lo hicieron, y me deprimí más de lo que suelo hacerlo después de salir de una actuación.


En resumidas cuentas, parece mentira que haya pasado un año desde la publicación de Daño Universal, un disco que he esperado como agua de mayo, como suelen decir los viejos del lugar, un disco que ha significado muchas cosas, que ha llenado muchos vacíos, al igual que  es inseparable ya de algunos recuerdos, ¿o fue el recuerdo primero? Qué más da. A veces cuando se cree en algo, hay que creer a ciegas, y en mi caso, acerté de pleno, rara vez mi intuición me ha fallado. ¿Volvería a repetir? Por supuesto, todas las veces que hicieran falta. Por ellos sí.




Reikiavik estarán presentando su nuevo EP el próximo jueves 27 de noviembre en la sala El Sol, y las entradas se pueden adquirir en Ticketea.