viernes, 21 de febrero de 2014

Con-cierto ruido

El pasado verano llegó hasta mí el siguiente artículo y me hizo pensar acerca de las similitudes y diferencias entre los conciertos en España y en Reino Unido. Concretamente en los conciertos que tienen lugar en salas pequeñas. Tras años asistiendo a varias actuaciones en diferentes salas de conciertos, he llegado a la conclusión que la primera diferencia radica en el artista que se sube al escenario. Cada uno tiene sus propios seguidores, e incluso éstos van variando a lo largo de su carrera, y en función del tipo de público, te encuentras con gente más responsable y educada, o bien te topas con todo lo contrario.

Mucha gente dirá que es que no se puede ir a un concierto donde haya demasiadas adolescentes porque son las que peor se comportan. Estoy totalmente de acuerdo con ello, las hormonas adolescentes sacan todo lo malo de ellas, pero no se limita a esa edad. Más de una vez me he topado con mujeres de 30, o incluso 40 y pico, cuyo único desahogo en un concierto es gritar y soltarle barbaridades al pobre cantante, sin importar que ello interrumpa vergonzosamente la charla del artista.

Pero de igual manera que las adolescentes son en su mayoría muy molestas en un concierto, los adultos tampoco se libran. En conciertos normalmente acústicos se suelen oír las conversaciones como si estuvieras en el bar de la esquina, cosa bastante molesta para la gente que va a ver al artista, o incluso para el artista mismo, además de la tremenda falta de respeto hacia él y su trabajo. Nadie obliga a nadie a ir a un concierto, si vas es porque quieres, porque para eso has pagado la entrada. O quizás te la hayan regalado, o hayas sido arrastrado hasta allí, o quizás vayas a regañadientes porque te toque currar en esa actuación, pero ni siquiera en ese caso el cantante tiene la culpa. Demostrar que no te gusta su música charlando con quien te corresponda en la conversación es una gran falta de educación desde mi punto de vista.

También hay lugares en Reino Unido, como cafeterías o pequeños pubs donde tienen dos zonas: una que es la zona bar por decirlo así, y otra la zona de actuaciones en vivo. Está bien montado, de tal manera que si el concierto gratuito de esa tarde/noche no te mola, te vas a la barra y a la zona de mesas a hablar con tus amiguetes. Sería lo lógico en locales habilitados de tal manera, ¿no? Pues resulta que no, e ingleses que pasaban por allí, entran en la zona del concierto, y a la segunda canción ya tiene que mandar silencio el propio cantante. Vergonzoso. Y en cuanto en España, sería una buena idea tener locales dispuestos así, y ya hay alguno como Costello Club en Madrid, pero se repite lo mismo: gente en la zona que no corresponde hablando más alto que el artista cantando.

En el artículo se menciona la idea de cuanto más cara la entrada, menos público ruidoso. No había caído en ello hasta ahora, y es cierto en parte. Por un lado, cuando te cuesta más esfuerzo, económico o trabajoso (como escribir un mail para conciertos por invitación, no por venta de entradas), la gente es más respetuosa. En teatros, auditorios, estadios, donde la entrada suele ser de precio elevado, poco importa que andes hablando con el de al lado, pues la sonorización impide que tu voz se alce entre tantísima gente. Si además el grupo canta rock o algún tipo de música potente, parece que las voces pasan más desapercibidas, incluso en espacios pequeños.



Pero en mi caso, por muy "ruidosos" que sean, si alguien me da conversación en un concierto en un sitio pequeño, seguramente le mire feo. No mentiré, yo he hablado en conciertos, normalmente sobre la actuación (que si se ha equivocado de estrofa, que qué ha dicho, que si han cambiado el ritmo con respecto al disco...), pero si es un concierto acústico, en un sitio pequeño, recurro al móvil para comunicarme con alguien, en plan notitas que te pasabas en clase con tu compañero de pupitre. Pero en vez de pasar un trozo de papel, paso el móvil.

Sin embargo, en los conciertos que he ido a Reino Unido para ver a artistas con miles de seguidores, y cuyas entradas no bajan de 60€, el público permanece en silencio durante la canción, y aplauden y gritan cuando corresponde, y lo más importante para mí, escuchan al artista cuando habla. A mí me gusta eso, más que nada porque me cuesta entender lo que dice, y seguramente sea interesante para mí lo que vaya a anunciar. Algunos artistas prefieren el público español porque no hacen más que gritar y animar sin pausa, pero eso de gritar por gritar no va conmigo.

Pero en el mencionado artículo mezclan dos cosas que desde mi punto de vista nada tienen que ver. Además de la gente que habla sin cesar, están los smartphones y por tanto, las redes sociales. En ese aspecto soy más de la opinión de Guille Mostaza ("están comunicando a otra gente lo que está pasando en la actuación, cosa que suele pasar si lo están disfrutando."). No veo ningún problema en alguien usando su Smartphone, si bien como dice también Don The Tiger: "Hay gente que es especialista en que la vida les pase por delante y ni les roce.". Si vas a ver el concierto en todo momento a través de una pantalla, para eso tienes YouTube, pero tú mismo, tú te estás perdiendo lo mejor de la música en directo, que es el directo en sí.

Pero lo que yo no llego a entender es por qué tanta crítica al uso de los teléfonos alzados en conciertos. ¿Acaso nos hemos olvidado de aquellas pancartas que llevábamos en nuestra adolescencia fan y que impedían ver al de atrás? O las cámaras de fotos, no tan discretas como las actuales, y tan aparatosas que molestabas a los de tu alrededor mientras la sacabas, echabas las fotos y la volvías a guardar. O la típica chica de baja estatura aupada por su amigo el alto, con lo cual tenías ante ti un ser de casi 3 metros que no te dejaba ver ni la sombra del cantante.

Otra cosa son los que van y vienen, y no paran quietos durante el concierto, tomando fotos y notas de lo que observan, bloggeros y periodistas que más de una vez se han topado con alguien a quien no le ha sentado nada bien tanto movimiento y han generado, y volvemos al inicio, un ruido molesto y ajeno al concierto. Bloggeros y periodistas hay como en todo, de muchos tipos. Los hay que piden permiso, los hay que no. Bien por los primeros. Pero una cosa que echo en falta de los conciertos multitudinarios es esos fotógrafos a los que les ceden un pequeño espacio entre escenario y público para poder sacar todas las fotografías que quieran y puedan  moverse con soltura durante sólo los 2 primeros temas. Sí, suelen jorobar a los de la primera fila, pero sólo son unos minutos. No es lo mismo que estar yendo y viniendo durante la hora y media/dos horas que dure la actuación.

Pero oye, que de igual manera que está establecido que en los conciertos de estadios está prohibida la reproducción fotográfica o de vídeo (es decir, prohibidas las cámaras) yo no veo mal que quieran prohibir los móviles. De hecho, si lo que molesta es que publiquen en las redes sociales que están viendo a tal o cual artista, que pongan un inhibidor de frecuencias. Si tan sólo prohíben, me joderá no poder hacer fotos para recordar el concierto, ya sea con cámara o móvil, pero si prohíben algo, que lo hagan de verdad. Es decir, que prohíban las cámaras y no los móviles, o viceversa, no me parece bien, menos si no ponen medios ni órdenes estrictas. Eso de prohibir cámaras profesionales pero no de bolsillo o smartphones que tienen casi mayor resolución que una profesional, no lo veo lógico. De igual manera no veo justo que prohíban coger fotos y luego una vez dentro todo el mundo las haga y los de seguridad no hagan nada para evitarlo. De hecho, de todos los conciertos a los que he ido, sólo hay dos en los que realmente se preocuparon de que nadie hiciera fotos ni vídeos: uno, el de James Blunt en un teatro en Málaga, y otro de Take That en Londres en un estadio.

En resumen, todo se reduce a lo mismo: la cultura y el respeto. De qué vale quejarse de gente que te molesta en un concierto si no les llamas la atención. O si estás más pendiente de dónde publica el de al lado, si en FourSquare o en Twitter, que del concierto. El artista lo podrá hacer mejor o peor, pero se merece cierto respeto, y si no te gusta, ya sabes dónde está la salida.


miércoles, 19 de febrero de 2014

Rivalidades entre fans

Con motivo del concierto de los BackStreet Boys (BSB) que dieron anoche, me ha dado por pensar en esos odios infundados no entre bandas, eso es otro tema, sino entre las fans de los grupos. Cualquiera que me conozca sabe la tirria que les tengo desde que salieron a la luz, es decir, tras separarse Take That (TT). No me caen bien, algunos de los miembros peor que otros, pero ¿por qué? Yo qué sé. Hace ya tanto tiempo...

Pienso que quizá parte de la culpa de este odio venga por la prensa, siempre comparando, y más cuando coincide en el tiempo el fin de una banda y el resurgir de una nueva. Más si una es de Reino Unido y otra de EE.UU. Si a una adolescente se te ocurre decirle, aún con el dolor de la separación reciente, que los que acaban de llegar son los nuevos [inserte banda disuelta aquí], no esperes que la reacción sea pacífica. Cierto es que algunas se convirtieron fans de los nuevos sin dejar de serlo de los viejos. Olé por ellas, yo no pude.

Pero lo intenté, juro que lo intenté. Y aquí seguramente radica la verdadera causa de tanta manía hacia los BSB: me "quitaron" a mis amigas. La etapa adolescente es bastante dura ya de por sí sola, más si vas viendo que a tus amigas ya no les gusta la misma música, que desemboca en no poder compartir tu pasión. Para más inri, van y pasan a ser fans de la otra banda. La empiezas a escuchar, a conocerla, pero no te termina de convencer, con lo cual terminas siendo una marginada que "no está a la onda". Y como tus amigas son como son, no se callan una y no piensan antes de hablar (¿qué adolescente lo hace?), empiezan las púas, las críticas e insultos sobre los que hacía un año habían sido sus ídolos. Yo tampoco me callaba, y así empezamos un toma y daca de insultos sobre ellos, y al tiempo, la gota que colmó el vaso y rompió nuestra amistad. Drama total volumen I, con portazo incluido.

Cualquiera puede pensar que eso no eran amigas, que las amigas se respetan, pero para mí sí lo fueron porque a pesar de todo ese odio hacia TT, a pesar de lo mucho que les insultaron, a pesar de que nunca olvidaré que desearon la muerte de Robbie Williams por sobredosis, siempre recordaré pequeños detalles, algo tontos, que tuvieron conmigo: varios regalos sobre el grupo, algún recorte de una revista, e incluso un robo en unos grandes almacenes para conseguirme un póster, una de las mejores anécdotas de aquella etapa. Además, cosas de la vida, tras aquello volvimos a hacer las paces y tan amigas hasta que perdimos el contacto al coger distintos caminos.

Ya han pasado muchos años de aquello, pero la espinita sigue ahí. A ellas no les guardo rencor alguno, pero no olvido. En cuanto al odio sobre BSB, es como algo latente, está ahí dentro, escondido, pero surge en cuanto leo alguna entrevista y no estoy nada de acuerdo con lo que dicen. Y vuelve a salir esa adolescente al grito de "Mentirosos! Falsos! Qué falsos sois!". Pero luego pienso en la gente que conozco, personas encantadoras que han resultado ser fans de BSB, y veo lo emocionadas que están cuando se acerca la fecha del concierto, el nerviosismo de preparar todo para ese día, el orgullo que da ver que hablan de ellos en los medios, el subidón de adrenalina cuando tocan su canción favorita, la completa e inmensa felicidad cuando les conocen en persona... Y el odio se disipa, y me alegro que BSB existan porque hacen feliz a gente que me cae bien.

Porque es cuando me doy cuenta que, sin importar la banda, cuando una es fan, los sentimientos son idénticos, a todas nos hacen felices y nos ilusionan las mismas cosas, y es que, en el fondo, todas somos iguales.

domingo, 16 de febrero de 2014

A.M.

Una de las cosas buenas del mundo cibernético es la cantidad de música que tienes al alcance, ya sea para escuchar ese disco que te ha recomendado alguien, para ver qué tal es ese disco cuya portada te ha llamado la atención en el Fnac, o bien, como me suele pasar de vez en cuando, esas redes que parten de los temas que tú eliges y luego te pone automáticamente lo que consideran "del mismo estilo". En este último caso, buenas sorpresas te puedes llevar para bien o para mal. A menudo me sucede lo último, así que lo bueno siempre lo recuerdo. Como el  disco If You Leave, de Daughter, que descubrí por una playlist de YouTube hace unos meses.

Pero el primer artista que me viene a la cabeza, quizá por ser el primero que descubrí de esta manera, es Ana Muñoz. O Apunto Emepunto. O "mi Damien Rice, pero en chica y en español", pero eso lo explicaré más adelante. La cosa fue así: me hice una cuenta en SoundCloud porque había algunos temas de una banda que sólo estaban en esa red. Poco después descubrí que otros grupos que me gustaban también tenían cuenta allí. Y al igual que Facebook en un principio fue para reencontrarse con amigos del colegio/instituto, en SoundCloud volví a reencontrarme tras 5 años con bandas que seguí en MySpace, lo cual me alegró enormemente. Y escuchando un tema de Damien Rice, y saltando a otro (porque el hombre no tiene perfil pero sí muchos seguidores), se me fue la pinza y lo dejé puesto pensando, ingenua de mí, que seguiría la playlist que había de él. Pues no.

Sabía que Rice tenía temas extraños, y que mucha de su discografía no la conocía, pero ya al tercer tema que me chirriaba en el oído, me dio por mirar qué leches estaba escuchando. Un grupo, o cantante, que no conocía de nada. Cara de póquer y como la canción no me gustaba, pasé. Me empezaron a salir artistas españoles, pero ninguno me sonaba hasta que di con Zahara. Había escuchado alguna que otra canción, no estaba mal, así que lo dejé. Empezaron a sonar voces femeninas hasta que di con una canción que hizo "clic" en mi cabeza. Un dúo: ella empezaba con una guitarra acústica, una voz dulce y singular sin duda, y luego la de él, que tras tantas canciones con voz femenina marcaba la diferencia. Dos voces y una guitarra, no más. Apunto Emepunto era el artista. Me metí en el perfil, esperando escucharles a los dos de nuevo, pero no. Era sólo ella, una tal Ana Muñoz de Zaragoza, un nombre tan cotidiano para una voz tan extraordinaria. Me puse a escuchar las cuatro canciones que tenía, y directamente me tumbé en la cama (bless you, smartphones), en repeat los cuatro temas, durante... No sé cuánto tiempo. Sólo sé que cada vez me relajaba más y más, y cada vez Que Me Desamor con ese toque final de caja de música me gustaba más y más. Y pensé en Damien Rice, porque hasta ese día era el único que conseguía relajarme tantísimo. Y que era una pena que sólo fueran cuatro temas, ¡quería más!

Pero las investigaciones no fueron fructíferas. Una cuenta de Twitter vacía (y yo con cara de WTF?), y una web sobre poesía. Y un "Me gustan las manzanas". Pero no había más información sobre su música y esos cuatro temas a los que me había enganchado en esas semanas. Snif...

Pero la casualidad se puso de mi parte. En verano un amigo me vino un día hablando de una tal Ana que iba a tocar en un sitio, La Paca, para presentar un libro de poemas, y me aconsejó ir. Y dos días antes, el mismo que había provocado que entrara al SoundCloud, me comentó que asistiría a esa misma presentación/actuación. Y el sonido de las piezas del puzzle al encajar. Tanto tiempo escuchándola como Apunto Emepunto, que no caí en el "A.M.", es decir, Ana Muñoz, el nombre que había en SoundCloud pero que tan pronto había olvidado.

¿Sería ella? Tendría que serlo, pero como ya me sucedió con Damien Rice, ni sabía cómo era, pero yo me planté allí igualmente. Decían que iba a tocar, así que no podía desperdiciar la oportunidad de escuchar los temas en directo, no fuera a ser que no volviera a tener esa oportunidad, ya que parecía que se dedicaba a la poesía más que a la música. Cantó unos cuantos temas, y sí, era ella, sin duda. Y además tocó la canción que más me gustaba. Pero además de cantar empezó a hablar y descubrí que además de una voz preciosa, tenía un humor de lo más ingenioso.

Y de aquel día lleno de casualidades surgieron más actuaciones, y más casualidades, y más noticias. Y las que quedan que esperaré ansiosa :)