martes, 5 de mayo de 2015

Separaciones y demás disoluciones encubiertas


Es difícil aparentar que estás bien cuando no es así, más tras recibir un golpe bajo. Rápido, inesperado, de los que te atraviesan el pecho abriéndose paso hasta la columna.

Pero lo que a ti tanto te afecta y te duele, a los demás les parece una tontería. Y por eso lo ocultas. Intentas recibir el golpe y que no se note ni un ápice en tu mirada, que no te tiemble la voz y evitar desahogarte en un llanto sin fin. Porque no quieres que nadie, alarmado, te pregunte qué te sucede, porque sabes que en ese momento de debilidad lo único que recibes es incomprensión o, en el mejor de los casos, gente que con toda su buena fe no sabe cómo reaccionar.

Ninguna fan está preparada para el momento de decir adiós a su banda favorita. Te mentalizas, es de dominio público que toda carrera musical tiene su final, ya sea con punto y aparte, puntos suspensivos o punto final. Y en la actualidad (no sé por qué razón) usan los puntos suspensivos cuando en verdad es un punto final. Pero por mucho que digamos eso de "les quedan dos telediarios" o "esto huele a despedida", cierto es que nunca se está suficientemente preparada para recibir el puñetazo en la boca del estómago. Es una cosa que sólo l@s fans podemos llegar a comprender, aunque no seamos seguidores del mismo grupo disuelto. Cuando le sucede a otra, es inevitable ponerse en su lugar y pensar en cómo reaccionaríamos si nuestro grupo fuera el disuelto.

Es verdad que se puede llegar a ser fans de varios grupos al mismo tiempo, pero no todos nos calan igual. Unos más, otros menos, pero esos primeros son los que realmente duelen. Duelen porque en el caso de que sea un grupo y no un solista, a pesar de ser diferentes miembros, lo conceptuamos como uno, como banda, grupo, etc. Es una combinación de varios músicos que pasan a ser un ente, un ente que muere, porque esa combinación de cabezas pensantes no volverá a darse porque ya no "trabajan" para el mismo objetivo. Cualquiera dirá que luego vuelven, que después uno colaborará con otro, porque a veces el fin del grupo no significa que termine la relación personal entre los miembros.

Pero aún volviendo, aún colaborando algunos, no es lo mismo, no lo será porque ya no se ve del mismo modo. Ya no tocan por un mismo objetivo, tocan juntos porque les apetece, como algo puntual. Y si vuelven para hacer ese punto y aparte, no sigue viéndose igual que antaño. Yo he tenido inmensa la suerte de ahorrarme la disolución y disfrutar de la vuelta de una de mis bandas favoritas como si empezaran de cero; han creado temas y discos nuevos para todos los gustos y opiniones, y aún así, cuando escucho esos discos y veo las fotos actuales, no los identifico como los que fueron. No es la misma banda que conocí antaño.

¿Se puede llegar a hacer comprender a la gente cómo afecta esta "pérdida"? Nunca. Ni siquiera los propios artistas lo entienden, así que ¿para qué luchar y gastar saliva en explicaciones que sólo van a reafirmar lo que ellos piensan, que son tonterías? Chiquillerías, como también he oído en numerosas ocasiones. Cosas que les enerva a los que te rodean, o te compadecen "ay qué penita, cómo llora la cría". Pero eso cuando tienes quince; si pasas la veintena, te tienes que aguantar, callar y mantener la compostura para que la reacción no sea peor, y te tilden de imbécil, o de psiquiatra.

Y si aún así preguntan, sonríe aunque tus ojos lloren, y responde "nada" que tiene las sílabas justas para que no perciban el temblor en tu voz. Porque para el resto no se acaba el mundo, ni ha fallecido nadie, para ti han muerto esas horas de colas, la emoción de escuchar el directo de tu canción favorita; se acabaron esas charlas con la banda sobre proyectos venideros que nunca verán la luz; esa pugna por tener un single o un disco antes que nadie, poder escuchar lo nuevo cuanto antes; se acabó dar el palique a amigos, conocidos, compañeros y familiares para conseguirles más ventas; el ahorrar para lo venidero, porque ya no hay futuro en el que invertir.

Porque se han acabado esas horas llenas de música que te llenaba, que te acompañaba en los peores momentos y que te animaba, que te reforzaba la felicidad cuando estabas alegre, o que simplemente te motivaba a luchar, a levantarte cada día de la cama, a afrontar tus miedos y tus impedimentos, a batallar en el trabajo hasta la hora de salida, a acompañarte en un día de relax con un libro y la música de fondo, o dándote múltiples ideas creativas que puedes plasmar en dibujo o escritura, por poner un ejemplo. Canciones que han sonado y que han marcado momentos cruciales, pasando a ser la banda sonora de tu vida. Música que, aunque el resto no lo vea ni comprenda, han hecho de tu mundo un sitio mejor.

Por suerte las canciones son eternas y siempre estarán ahí, aún cuando, recién disuelta la banda, no puedas escucharlas porque te parten el alma, y porque es inevitable hacerlo sin emocionarse, sin recordar todos los buenos momentos y toda la gente maravillosa que has conocido gracias a ese grupo. Pero una vez pasado ese tramo de "duelo", pondremos de nuevo nuestro disco favorito con una sonrisa agridulce y agradeciendo que un día se hubieran juntado para formar el grupo, agradeciendo todos y cada uno de los recuerdos que, directa o indirectamente, nos han dejado formando un bonito pasado.