Tienes la entrada. Tienes la
compañía. La maleta, casi a punto. No importa que queden meses. Pero los días
vuelan, hay que ponerse en marcha, y quedan muchas cosas que organizar.
Primer paso: vuelos.
Si el grupo/cantante es
internacional, y con las ofertas de viaje de hoy en día, las aerolíneas de bajo
coste son las más rentables, sobre todo si piensas ir a varias ciudades durante
la gira. España suele ser de los últimos países que los artistas internacionales
visitan, si tienes la suerte de que vengan (en el caso de Take That, los hechos
lo demuestran: primera visita con el Beautiful World, y da gracias), así que
las opciones acaban siendo países cercanos como Francia o Italia, o Reino Unido
donde la cantidad de conciertos es mayor. Pero también hay muy buenas ofertas
para Alemania o Centroeuropa, con lo cual todo depende de los deseos o la
economía.
Y ahora llega lo bueno. Ya tienes
la ciudad, y rápidamente el aeropuerto, pero combinar a tu amiga de Galicia,
con tu amiga de Andalucía y tú que vives en Aragón, es bastante complicado, y
sobre todo cuando a cierta edad hay mayoría de gente trabajando que estudiando,
complicándolo todo aún más. En lo que tardan en elegir día de salida, las
tarifas varían de manera inesperada, incluso se han dado casos en el mismo día.
Pero al final, con un poco de paciencia, conseguís los billetes.
Aparte de los aviones, hay gente
que opta por combinaciones más baratas pero con su parte mala, es frecuente que
el trayecto hasta destino sea extenso. La comodidad en estos casos tiene que
ser un factor importante a tener en cuenta, pues son muchas horas en
comparación con el avión. Los trenes hacia el extranjero tienen precios
exorbitados pero son cómodos y con suficientes facilidades para amenizar el
trayecto. Los autocares son la opción más barata, y la más incómoda. No puedes
moverte de tu asiento excepto en las paradas programadas, y los asientos no se
distancian demasiado entre ellos, así que si tienes las piernas largas, es totalmente
desaconsejable. Además un viaje al extranjero en autobús no suele durar menos
de 24 horas (a no ser que vivas muy al norte). Los más aventureros van en
coche, propio o alquilado, teniendo más libertad de movimiento tanto durante el
trayecto como en la ciudad de destino. Pero claro, antes hay que enterarse de
los códigos de circulación de las zonas por las que vayas a pasar, y el eterno
problema de aparcamiento.
Segundo paso: hoteles (o
sucedáneos)
Más vale malo conocido… como dice
el refrán.
Hay una gran variedad de hoteles,
tenemos desde hoteles de 5 (o más)
estrellas, aquellos que interesan a dos tipos de fans: uno, las
groupies de turno; dos, las pijas
que no pueden dormir en un sitio cualquiera. Muchas veces (fíjate qué
coincidencia) ambos tipos se encuentran en la misma persona. Luego está la
gente que ha ahorrado lo bastante porque ese viaje es fuera de lo normal, es
más especial de lo que suele ser. Son hoteles de esos que tienes quien te lleve
la maleta a la habitación, te dan un detallito de bienvenida, y te saludan
SIEMPRE que te los cruzas. La educación ante todo, no sólo en los saludos, sino
también en la manera de expresarse y de gesticular. No me extrañaría que
estuvieran obligados a hacer un curso de protocolo si no lo han hecho previamente.
Y es que un hotel de tal categoría no puede tener fallos. Te puede gustar más o
menos el estilo barroco de las paredes tapizadas y suelos enmoquetados a lo
Luis XVI, o el diseño cubista de la fachada que te desorienta y que si no fuera
por el maletero de la puerta, no sabrías por dónde entrar, pero tienes que
buscar bien los fallos, o tener la mala suerte de haberte metido en un hotel de
muchas estrellas pero desde hace un siglo.
Pero el resto de los mortales
somos más prácticos. Necesitamos una cama donde dormir y una ducha. Ya está.
Vas de concierto, vas a pasarte horas haciendo cola, tras el concierto estás
reventado y sólo piensas en dormir, y si te queda tiempo libre, normalmente lo
utilizas para hacer turismo.
Si vas con un grupo numeroso, los
albergues para mochileros salen
bastante bien de precio. Los precios son más bajos cuanto más gente metas en
una habitación, y la mayoría de veces incluye desayuno o al menos una cocina
que los huéspedes pueden usar. Lo malo es compartir el baño con toda la planta,
no apto para quisquillosos/escrupulosos, pero si buscas bien, hay alberges que
cuidan mucho de la limpieza en las zonas comunes.
Si vais un grupo de entre 3 y 5
personas, yo siempre aconsejo coger un hostal, o un bed&breakfast en el caso de Reino Unido, ante todo si
la idea de compartir habitación con desconocidos no os convence. Estos hostales
suelen ser dos o tres edificios de viviendas colindantes, todas ellas
reformadas para alojar a visitantes. Cierto es que hoy en día encontrar un
hostal cuya reforma haya ocurrido hace poco es raro. Pero, como en el caso de
los albergues, la calidad de las instalaciones depende de cada edificio, no de
la cantidad de estrellas o de los comentarios que encuentres por Internet. Los
fallos de estos sitios suelen ser camas viejas, paredes desconchadas, alguna
que otra cosa rota como lámparas, cajones, etc., cosas que yo personalmente
considero se pueden pasar por alto. Luego hay fallos más graves como puertas
que no cierran bien, problemas de insectos, etc. Pero irse de gira y descubrir
sitios nuevos conllevan sus riesgos.
Otra opción, menos usual y más
cara, son los apartahoteles.
Son apartamentos para 1 o 2 personas, menos frecuentes para 3 o 4. No he
encontrado ninguno para 5 personas de momento. Te ofrecen la comodidad de estar
como en tu casa, cocinar tú mismo pues ya vienen equipados con todos los
utensilios: cubiertos, vajilla, cazos y sartenes. Por contraparte, y al igual
que en tu casa, te tienes que encargar de la limpieza. En estos alojamientos,
el precio de la habitación depende de la duración de la estancia. Si por
ejemplo vas a aprovechar el viaje y vas a estar de turismo durante la semana
del concierto o más tiempo, es una opción a contemplar, pues suele haber
descuentos bastante interesantes a partir del quinto día aproximadamente.
Además, hacer la compra en un supermercado sale más rentable que comer en
restaurantes, sean o no de comida rápida.
Una vez comprados los billetes, y
reservado el hotel, ya empiezan otros tipos de compras (¡si es que todo es
gasto!). Hay que tener en cuenta el gasto de transporte desde el aeropuerto
hasta el hotel; luego, si no va incluido, el que usas para moverte por la
ciudad o para llegar al estadio que, al igual que el aeropuerto, no está cerca
del centro de la ciudad. Esto muchas veces puedes gestionarlo a través de
Internet, a veces con algunos descuentos, de tal manera que los títulos de
transporte los tienes previamente al viaje, para mayor organización y agilidad
a la hora de moverte por la ciudad. Llegas y no tienes que desperdiciar tiempo
haciendo colas interminables o intentando explicarte en un idioma extranjero
nada más llegar.
Todo eso en cuanto a gasto que
tienes a 6 meses de la fecha clave. Luego una vez allí hay que contar con
dinero para comida, dinero para merchandising,
dinero para souvenirs, dinero para imprevistos,
etc.
Y es que nadie dijo que ser fan
fuera barato.
muy interesante. y como decias, no solo aplicable a giras.
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