sábado, 4 de mayo de 2013

La vuelta de Mark Owen en solitario

Quien me conozca, seguramente estará diciendo "ya estabas tardando en hablar de él". Pues sí, es inevitable. Es lo que tiene ser fan del mismo cantante durante 17 años (17 años, se dice pronto). Después de tantos años, hasta mi madre dice que es uno más de la familia.

Pues bien, el motivo para hablar hoy de él es que por fin se ha dignado a retomar su carrera en solitario (¡bien!). ¿Y por qué me alegro tanto? Sencillo. Seré muy fan de Take That por muy prefabricados que sean, y los adoro aunque a veces los mataría, pero Mark en solitario... Es otro mundo. Y a partir de ahora todos  los datos que voy a decir los digo tirando de memoria, así que si hay errata, es de agradecer que se me diga.

Cuando me hice fan de Take That ya estando separados seguí a tres de sus miembros en sus carreras en solitario (a saber: Mark Owen, Robbie Williams y Gary Barlow), sin perder la esperanza de que antes o después volverían a reunirse como banda. Mientras que Robbie tiró por una rama más rockera y Gary se mantuvo en lo melódico que provenía de Take That, Mark sorprendió a todo el mundo, dejándose greñas y pasando de niño bueno y tierno a sonriente hippie-grunge. Y la música... Rara. Para las adolescentes que éramos en aquel 1996 todo lo que hicieran nos parecía perfecto, pero ahora mirando hacia atrás, es cuando sé que Green Man, su primer disco, era raro de narices. Era una fumada muy grande; Green Man sin ir más lejos, el título ya lo dice todo, o Are You With Me, que leyendo la letra y con eso del campo de amapolas puedes encontrar mucha ambigüedad en la traducción. Sin embargo aún hoy algunas canciones las salvo de la hoguera, tales como Clementine, Ask him to, o I am what I am (la que salió como single, que nada tiene que ver con la versión del álbum). El disco tuvo su bombazo, siendo número 1 en España y en no sé cuántos países más. Pero la burbuja pronto explotó y a Mark se lo tragó la tierra.

Mis esperanzas de volver a ver a Take That juntos iban disminuyendo conforme pasaban los años, y allá por el 2003, un día sonó en la radio Four Minute Warning, decían que era de Mark Owen. Recuerdo el no pestañear, no creer lo que la locutora decía, y el quedarme de piedra al reconocer su voz. Por aquel entonces ya había empezado a moverme por el mundo de Internet, así que después de grabar la canción en cassette como solía hacer en el 96, me fui al cybercafé a investigar, y encontré que Mark había resultado ganador en una especie de Gran Hermano de famosos en Inglaterra. Él seguía vistiendo con ropas algo hippies pero con mejor pelo y esa sonrisa que cualquier markiana reconoceríamos entre un millón. Los años en el anonimato le habían sentado de lujo. Y así fue cómo me enteré de que la discográfica del Green Man le había echado, y que para poder promocionarse para un segundo disco que tenía en mente, se había metido en ese programa. Sí, bueno... El dinero iba para una causa benéfica, y oficialmente para eso había decidido entrar en la casa del Celebrity Big Brother. Pero para mí la razón fue la primera. Cuando salió de la casa, al poco publicó In Your Own Time, donde retomaba esa vena pop de las que solían sonar tanto en las radios de aquel entonces. Era un disco muy comercial, ni por asomo se parecía al primero, que era tan trascendental y místico. El segundo exprimía lo romántico (el tema por excelencia, Alone Without You, pero también destacaría Close To The Edge o If You Weren't Leaving Me) y en inferior cantidad temas más autobiográficos, como Pieces Of Heaven, balada deprimente donde las haya pero con el mensaje de que no hay que rendirse por muy mal que vayan las cosas.

Por suerte, no sólo lo cantaba sino que también se lo aplicaba. Le echaron de esa segunda discográfica por las pocas ventas del disco. ¿Qué esperaban, si la promoción había sido escasa, casi nula? Sí, bueno, el tour por las salas indies del momento en Inglaterra estuvo bien, pero no puedes vender un concierto si no vendes previamente el álbum. Bueno, puntualizo: no lo vendes si no eres ya previamente archiconocido y tienes un grupo de millones de fans detrás que sabes que, independientemente de cómo suene el disco, comprarán la entrada al concierto. El tema es que mucha gente, muchísima, se enteró del disco y de la gira a toro pasado, y por el boca a boca. En aquel entonces la mayoría de la gente no disponía de ordenadores en sus casas y el único sitio por donde te podías enterar de algo era en el foro de la web oficial. Pero si no actualizan la web, la gente no entra al foro. Tan simple como eso. Es decir, desde mi punto de vista, tuvieron delante de las narices una fuente de ingresos no de la ostia pero sí buena, y no le supieron sacar provecho.

Así que, fastidiado de que su segundo contrato no saliera según lo esperado, se lió la manta a la cabeza y a finales del 2004 creó su propio sello discográfico, Sedna Records, con el que autoeditó su tercer album, How The Mighty Fall, y para mi humilde opinión, uno de los mejores discos que he escuchado en la vida. Temas como They Do, el rockero Wasting Away o el contagioso I Believe In The Boogie hacen que merezca la pena. Al año siguiente, con la web ya actualizada y mayor actividad en el foro que seguía siendo fuente de información constante, se dedicó a promocionarlo por las radios inglesas y alemanas, para más tarde dar una gira europea que lo traería a España. Como suele pasar, de lo de España nos enteramos cuatro gatos, pero al menos las fans aportamos nuestro granito de arena comprando el single en cantidades inimaginables para que subiera las ventas en nuestro país. Yo aún guardo como unos cinco singles, más o menos. Y cuando pisó por segunda vez España en solitario (desde el 96 no había vuelto), las entradas para verle en la Moby Dick de Madrid se agotaron, en parte porque decidieron reducir el aforo.

Pero tan pronto terminó el tour, en diciembre de 2005 saltó la noticia: Take That volvían a reunirse. Así que la carrera en solitario de Mark había terminado. Recuerdo el rebote que cogí, no era justo, en ese momento cuando parecía que iba a remontar, que la crítica incluso empezaba a fijarse en él en el buen sentido, que la gira había conseguido a traer más gente de fuera del fenómeno Take That, ahora iba y decía que se iba a reunir con la banda. A tomar por saco todo. Pero bueno, como ciertas cosas en las mejores familias, se le termina "perdonando". Y es que es difícil cabrearte por mucho tiempo con un cantante si sigue haciendo música que te gusta. No digo que no me gustara lo que vino después, todos los viajes y aventuras con los tours de Take That son inolvidables e inmejorables, pero como aquel 2005 entre Mark, Keane y Budapest, entre Alicante, Madrid y Barcelona, no he vivido nada igual.

Y ahora, ocho años después, vuelve a retomar su carrera en solitario mientras Take That está de descanso. No sé qué cable se le habrá cruzado pero ha decidido que era el momento y lo ha hecho. Él es así. Supongo que ahora que Take That vuelven a ser famosos, puede tener mayor éxito en solitario, y además, como suelo bromear con algunas thatters, querrá cambiar los azulejos del baño y no le llegará la pasta. La verdad es que me gustaría pensar que todo lo que se organizó el año pasado por su 40 cumpleaños (subasta benéfica incluida) ha tenido algo que ver para que se diera cuenta de que las boogiebelievers seguíamos esperando que volviera a tocar en salas pequeñas y él solo con sus chicos de siempre.

La pregunta es: ¿cuajará esta vez? El single, Stars, la verdad es que no suena mal, pero a mí no me termina de convencer. El disco sale en junio, aunque ya hay por ahí una preview y me convence bastante más, aunque ahora el estilo es quizá demasiado electrónico para mi gusto, a ratos me suena tanto al Progress de Take That que no sé qué esperar. Ya haré una crítica en condiciones cuando me llegue el CD, porque sí, ya lo he reservado, y sí, me estoy pensando en ir a verle a Reino Unido, aunque me asombre y me indigne que quiera vender las entradas antes que el disco. Cosas de fans, ni yo misma me entiendo.

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