viernes, 21 de marzo de 2014

Fases de la post-gira

En otras ocasiones ya he hablado de la preparación de toda fan para un concierto o gira. Porque si alguien te dice que se va de gira, no pienses que va a tocar por el país o algo así, no. Podría llegar a decirse que una fan se va de gira cuando asistirá a varios conciertos del mismo tour, aunque no suele ser muy común, más que nada por el tema económico-laboral. Así que si alguien dice que se va de gira, seguramente vaya a una o dos fechas, y gracias.

Los oídos me pitan (sabía yo que delante del
altavoz no era bueno), pierdo equilibrio,
ergo me caigo.
Hoy me ha dado por pensar en ¿qué pasa después del último concierto del tour? No es el último de la gira del artista pero sí es el último al que asistirás. ¿Y qué es lo primero que me viene a la mente? La palabra D E P R E S I Ó N, así, en negrita, subrayado en amarillo, con luminosos de fila de hormigas rojas (si no tienes Windows 98 no las verás) y miles de iconos como el de la derecha.

Los que vayan de adultos, o lo sean de verdad, dirán "pues vaya tontería deprimirse por algo tan tonto". Pues sí, pero es lo que hay. Y al pensar en los momentos postconciertos, es inevitable compararlos con las llamadas "etapas de duelo".

1º Fase de negación
Llega el último tema, estás eufórica perdida, has perdido el chubasquero, unas gafas, y posiblemente la mochila. Te duelen las manos de tanto aplaudir, no sientes nada de rodillas para abajo y ya te da igual que se te cuele la italiana de atrás o que la inglesa borracha salte por encima tuya. Tú y tu amiga gritáis lo más alto posible sin daros cuenta de que no tenéis voz, así que os sale un graznido que ya quisiera Wilhelm. Pero da igual, porque el artista está en su apoteosis final preparado a la de unadostres-CHAS! Y desaparece tras la última reverencia aprovechando el ensimismamiento de algunas alucinando pepinillos con los fuegos artificiales. Recordemos: hemos pasado días a la interperie bajo sol, lluvia, y viento, comiendo basura, durmiendo poco y mal. Normal que flipemos con los fuegos artificiales como si fueran de los mejores que hayamos contemplado jamás. La banda, los únicos valientes mientras el o los cantantes abandonan el lugar en el auto, hace su final levantando la última ovación. Guitarras, baterías... Todo se mezcla y de pronto paran de tocar. El escenario se apaga, se encienden los focos del estadio, abren puertas de par en par, aparecen los equipos de limpieza... Y ahí empieza la negación.

¿Alguna vez habéis mirado las caras de los de atrás cuando termina el concierto? Supongo que es mirarte como en un espejo, porque seguro que tú tienes la misma cara de gilipollas integral, con sonrisa cual Joker: inerte, fija. Que acojona, vamos. Pero ahí estás, con tu sonrisa de psicópata, riéndote con tu amiga como si no se hubiera terminado, como si volvieras a ver todo el concierto pasar por tu mente. Vas camino al metro o bus o lo que te vaya a llevar a tu hotel y vais cantando (si a eso se le puede llamar cantar) los temas escuchados en el concierto. Os lanzáis sobre las camas y os ponéis a recordar las anécdotas, los mejores momentos, los gestos, los bailes, el error en tal o cual canción... Y no paráis de hablar. ¿Por qué? Porque en el momento que llegue ese silencio, os daréis cuenta de que el concierto forma ya parte del pasado.

2º Fase de ira
Vuelves a tu vida, a tu rutina, a tu casa con platos por fregar, a tu trabajo donde se te ha acumulado la faena... Miras a tu alrededor y todo te parece aburrido, tedioso. Hasta el clima, si es distinto, te cabrea. Las siguientes semanas al concierto estás arisca, saltas a la mínima, te enfadas por todo y en general tienes un humor de perros. No hay quien te soporte en esta etapa. Porque no puedes olvidar lo vivido, lo bien que te lo pasaste sin preocupaciones ni mayores responsabilidades, y lo comparas a la vida tan sosa que te toca vivir. La gente con los mismos temas de conversación, los mismos problemas de siempre... No te gusta, te dan rabietas, y todo, absolutamente todo, te molesta, y no hay nadie que pueda ayudarte a cambiar hasta que te da por pensar en "¿por qué no un concierto más?"

3º Fase de negociación
"¿Por qué no? Seguro que quedan entradas para alguno.", y te pones a mirar entradas, vuelos, mentalmente cuadras fechas, transbordos, dinero... Y cuando te topas con un obstáculo, tiras por otro lado, buscas la manera de encontrar otra forma de volver a vivir aquel magnífico último concierto. En esta etapa estamos un poco en plan yonki con el mono: "uno más y ya, sólo uno, ¡uno más!". Pero por más ofertas que busques, el muro es el mismo. Acabas de volver del viaje, no tienes un duro, no te quedan días de vacaciones y el tiempo corre a tu contra, la gira está llegando a su final y si al principio ya estaban agotadas las entradas ¿qué esperas encontrar ahora? La propia realidad es la que te dice "basta, ya has tenido suficiente".

4º Fase de depresión
La realidad te escupe el final. Se acabó la gira, ahora sí que sí, this is the end my friend. Y te deprimes, dejas rienda suelta a la melancolía y el único consuelo lo encuentras hablando con el resto de fans. Estás desanimada y no tienes ganas para nada ni para nadie que no comprenda tu tristeza. Escuchas en bucle el disco que se ha promocionado en la gira, da igual si te gustaba o no, ahora te encanta en cuanto que te recuerda a aquellos gloriosos días dorados. Y es que una vez pasado el tiempo, todos los recuerdos son buenos y bonitos, idílicos. Olvidamos lo malo, nos quedamos lo bueno, que es lo que añoramos y lo que nos produce un desasosiego tal que parece que nos falte el aire.

5º Fase de aceptación
La vida te obliga a seguir adelante, vas adaptándote de nuevo a tu vida y tu rutina, dejas que te animen, sales por ahí, ya te llaman la atención otras cosas que nada tienen que ver con la gira. Y justo entonces piensas "¿qué demonios?". Ya habrá más giras, tan sólo cabe esperar, pero mientras tanto, tu vida no está tan mal como la pintabas. Aceptas que aquel maravilloso concierto tuvo sus momentos buenos y sus momentos malos, y que tuviste la suerte de estar allí para vivirlo (¿cuántas de tus amigas o conocidas ni siquiera fueron?), pero ya forma parte de tu pasado, es otro bonito recuerdo que almacenar en tu memoria.


Imagino que gente no fan o que no conozca a fans todo esto le sonará absurdo y surrealista, que no digo que no lo sea, pero si no lo has visto o vivido es como si no existiera. Pero sí existe, algunas les pasa más grave que a otras, a otras apenas les pasa, pero suceder, sucede. Es puro drama, lo sé, pero luego lo ves con la imposible objetividad que te da el tiempo transcurrido, y dices: "pero qué bien nos lo pasamos".

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